La Mano del Desierto, escultura de casi 12 metros de altura, ya es parte de la geografía de la Perla del Norte. El monumento, ubicado 75 kilómetros al sur de nuestra ciudad, genera día tras día nuevas interpretaciones sobre su significado.
El artífice de la escultura, el artista chileno Mario Irarrázabal, contó que en los 26 años de vida de la esfinge, ha escuchado muchísimas teorías sobre el monumento. Según su autor, cada visitante a la Mano del Desierto puede darle su propia interpretación del significado de esta escultura. Algunos dicen que es la ciudad despidiéndose del viajero. Según otros, representa a las víctimas de la injusticia y la tortura durante la dictadura militar de 1973-1990.
"Un día, durante faenas de mantención de la mano, observé con atención cómo una señora le explicaba a sus hijos que esta obra era un homenaje a los muertos del aluvión de 1991", recordó el artista. Este mito tiene una variante, la cual plantea que los recordados eran "detenidos desaparecidos".
El artista agregó que una historia en particular le causa mucha gracia. Ésta sostenía que el creador de la escultura era un ciudadano alemán, el cual, una vez concluida la obra, se había devuelto a su país forrado en plata. "Me da risa esta fábula, porque con esta construcción nadie ganó dinero", explicó Irarrázabal.
La imaginación de los viajeros no para ahí. Algunas personas echaron a correr la leyenda de que la obra fue tallada en una gran piedra que había en el lugar. Lo anterior es falso, pues la escultura es de hierro y cemento.
CREADOR
Mario Irarrázabal afirmó que estas historias no le molestan, todo lo contrario. "Me gusta que se generen relatos. Yo sólo quise construir una pausa poética en medio del desierto", precisó el escultor.
Nenhum comentário:
Postar um comentário